Termostato digital: ¿qué es y para qué nos sirve?
Los termostatos son unos pequeños aparatos que monitorizan la temperatura de nuestro ambiente, de acuerdo a cómo los ajustemos activarán la calefacción cuando tengamos frío, o el aire acondicionado si el ambiente está demasiado caliente. De esta forma estaremos siempre a una temperatura cómoda sin tener que tocar manualmente los equipos a controlar.
Podemos diferenciar dos grandes grupos de termostatos: mecánicos y digitales, sobre los cuales hablaremos a lo largo de este post.
Mecánicos, los de toda la vida
Normalmente funcionan basándose en fenómenos físicos sobre metales, estando ya calibrados para dicha tarea. Cuando la temperatura ambiente llega a la temperatura ajustada, los metales se deforman lo suficiente como para "activar" el termostato, normalmente cerrando el circuito eléctrico al formarse contacto eléctrico.
Digitales programables
Los termostatos digitales disponen de una pantalla digital (generalmente de cristal líquido LCD) donde se señaliza la temperatura de la estancia y donde vemos qué temperatura es la que realmente deseamos. A diferencia los termostatos mecánicos, estos son mucho más eficientes y precisos aunque como contra es posible tener que usar pilas.
Funciones más destacadas de los termostatos digitales:
- Encendido o apagado básico según la temperatura.
- Son programables según la hora del día, o es de noche o hay sol.
- Son programables según el día de la semana. Podría, por ejemplo, limitarse a los fines de semana.
- Son programables según zonas independientes. De esta forma no es necesario calentar todas las habitaciones si sólo queremos calor en una.
Incluso existen algunos termostatos digitales que cuentan con sensores de presencia, esto le permite calentar o no la casa dependiendo de si estamos o no presentes en casa, esto nos permite ahorrar dinero al no estar constantemente encendida la calefacción.
Digitales inteligentes
Son los termostatos más modernos y conectados que podemos adquirir actualmente, existen de varias marcas pero los Nest de Google están entre los más populares.
Además de lo que puede hacer un termostato normal tienen funciones añadidas como cambiar la temperatura desde fuera de casa por si volvemos del trabajo o sabemos que alguien llegará pronto a casa.
También se pueden controlar utilizando comandos de asistentes por voz, o dejar que aprendan de nuestros hábitos para que creen un patrón adaptado a nuestro confort personal y que así calienten la casa como nos gustaría.
Hasta pueden tener sensores de movimiento o presencia que nos ayudan a ahorrar energía apagando los sistemas de confort si nos vamos de casa y los hemos dejado encendidos.
El gran inconveniente de estos termostatos es que dependen en buena parte de tener una conexión a Internet, por lo que no podríamos cambiar la temperatura si el aparato no tiene controles manuales y nuestra conexión es inestable. O peor aún: que el servicio online no funcione en absoluto, pero estos casos son muy raros y duran escasos minutos.