Barbaridades de Copyright (Opinión)
Un pequeño repaso a las barbaridades que se ha llegado con los derechos de autor y una pequeña opinión de cual es el problema que las permite.
Actualizaciòn: Con 318 votos en contra, la reforma no fue aprobada, pero hay que destacar que el 44% voto a favor y el 5% se abstuvo. Otro caso interesante es el del supuesto plagio de la cancion Toy
A un día de la votación de la reforma del copyright, ya no sé que decir, ha pasado tanto desde que varios nos pusimos como locos al oír las locuras de este borrador, que ya ha llegado tan lejos que posiblemente sera ley. Aún que mañana no lo aprueben, seguro que volverá, volverá y volverá.
Creo que uno de los mayores problemas de los derechos de autor, ademas de que siempre acaban en manos de grandes distribuidoras, es que intuye que el "creador" (más bien distribuidor) es un ser benevolente que querrá que su obra intelectual beneficie a la cultura y sociedad, y no un egocéntrico que lo único que quiere es su propio beneficio y odia ver que alguien que no sea el se beneficie. Por esto, cosas que permiten legislaciones, simplemente se escusan con que no habrá ningún "autor" dispuesto a hacerlo.
Hasta que, por mala suerte nos damos cuenta que vivimos en un mundo con gente de todo tipo, ademas de que la individualización en la sociedad es algo cada mayor. Por si no fuera poco, la logica de mercado lleva a que muchas veces los distribuidores tengan que exprimir hasta la ultima gota de un producto cultural para evitar que la competencia lo haga y salga más beneficiada.
Por todo esto, vemos casos como que los portales de subtítulos son considerados piratería, que si alguien se cuela en tu red y descarga una canción por p2p te pueden llegar hasta 600€ de multa. Termino dejando esta pagina del libro *Copia este libro, de David Bravo Bueno:
El intento de asimilar la propiedad intelectual al resto de propiedades tradicionales, hace inevitable y diaria la ocupación por parte de los ciudadanos. Y no me refiero solo a injerencias sobre las últimas novedades del mercado, sino a obras que creíamos pertenecientes al acervo cultural común y que pensábamos que eran tan nuestras como nuestro alfabeto, nuestros recuerdos o nuestros pensamientos. No sabíamos ni podíamos concebir que también ellas tuvieran un propietario que nos niega su uso y que puede pedirnos que salgamos de sus tierras intelectuales, fusil en mano.
La sociedad para la administración de los derechos de reproducción de autores, compositores y editores (SDRM), pidió al actor y realizador francés Pierre Merejkowsky y a su productora, Les Films Sauvages, 1.000 euros por usar una canción en una película que se estrenó en una sala de arte y ensayo y que solo vendió 203 entradas. La canción era "La Internacional" y uno de los personajes de la película la silba sin autorización durante 7 segundos y a cara descubierta. Esta canción del siglo XIX no entra en el dominio público hasta el año 2014. Hasta que ese día llegue, este himno comunista seguirá dando réditos a los terratenientes de la propiedad intelectual.
La "Paloma Blanca", símbolo de la Paz, también tiene propietarios. Este dibujo de Picasso que el pueblo hizo suyo como estandarte del pacifismo no puede usarse libremente. Si lo hicieras, la entidad que gestiona los derechos del artista no tardaría en ponerse en contacto contigo para comunicarte el precio que tiene tu actividad ilegal. Y esto será así hasta el año 2023. Todas las páginas webs pacifistas que incluyen este símbolo están al margen de la ley. Es posible que "VEGAP", la entidad a la que pertenecen los herederos del pintor, no haga nada al respecto por lo escandaloso que resultaría, pero si decidiera hacerlo, la ley estaría de su parte.
Bien sabe esto la Universidad de Málaga, que tal y como dicen sus estatutos, su escudo "ostenta una paloma blanca, reproducción de la imagen que aparece en la litografía del malagueño Pablo Ruiz Picasso". Los herederos del pintor comunicaron a la universidad a cuánto ascendía el uso de ese símbolo universal del que son propietarios. Fue por eso por lo que el 17 de Septiembre de 2004, la Universidad de Málaga anunció el cambio de su escudo, abandonando así este acto de piratería que hacía temblar los cimientos de la cultura, del arte y de toda la civilización.
La mayor parte de ese mundo inmaterial que es la creación, es un coto privado con una verja invisible. Su uso no autorizado faculta a que el propietario te pida peaje mientras se golpea el pecho escandalizado por tu atentado a la cultura.
La canción "Happy Birthday To You" es propiedad de Warner y le reporta 2 millones de dólares anuales en concepto de royalties. Según la legislación estadounidense cantar esa canción en un restaurante sería un acto de comunicación pública ilegal por el que podrían pedirte una indemnización.
De Warner es la canción, pero la propietaria de las palabras "Happy Birthday" es Fufeng, una empresa china que las registró como marca en 25 países "por su popularidad y positivo significado". Con la excepción de los límites legales, esas palabras no pueden usarse sin el consentimiento de sus propietarios.
El grupo Lyons, propietario del personaje de Barney, un dinosaurio de color púrpura, ha enviado más de 1.000 cartas a dueños de tiendas de disfraces porque mantiene que la costumbre de muchos padres de disfrazarse de dinosaurio en los cumpleaños de sus hijos, viola sus derechos. Demostrando que las leyes no son tan restrictivas, un portavoz de Lyons tranquiliza a los padres diciéndoles que pueden vestirse de dinosaurio, "lo ilegal es que se disfracen de dinosaurio de color púrpura, independientemente del tono de púrpura que sea".
En EEUU algunas plazas públicas ya no lo son tanto gracias al copyright. El Ayuntamiento de Chicago impide hacer fotografías en parques donde se expongan esculturas. Si lo haces, la policía te informará de que "el parque tiene copyright".
Incluso el silencio es propiedad de alguien. El grupo musical Planets incluyó en su último disco una canción que consistía únicamente en 60 segundos de silencio. Al poco tiempo de la publicación de su obra, fueron demandados por plagio por los herederos de John Cage, que tiempo atrás había grabado y publicado 237 segundos de silencio total. Mike Batt, de los Planets, tomándose a broma una demanda que iba en serio, consideró que su silencio era mejor que el de Cage porque ellos habían conseguido decir lo mismo en menos tiempo. Finalmente, el litigio se resolvió con un acuerdo extrajudicial por el que Batt pagó una indemnización de seis cifras no revelada.
El imperio de Disney se basa en la adaptación de obras del dominio público. Cenicienta, Blancanieves o Pinocho, son cuentos rescatados y actualizados. No tiene nada de malo que estos tres personajes hayan recobrado vida gracias a que eran del dominio de todos, pero resulta sorprendente que esta empresa, que es lo que es por el dominio público, sea también la que más ha hecho por hacerlo desaparecer. Cada vez que el ratoncito Mickey se hacía viejo y le acechaba la posibilidad de la jubilación, las leyes, como por arte de magia, aumentaban el límite temporal del copyright. Si comparamos la edad de Mickey Mouse con las sucesivas reformas de ampliación veremos que no dejan demasiado lugar a la duda de quién promovió las reformas para que esos límites se estiran hasta el infinito.
Pero no solo del dominio público se ha nutrido Disney, también el plagio parece haber sido una de sus fuentes de inspiración. El plagio es, como sabe todo el que conozca a Ana Rosa Quintana, la atribución de la paternidad de una obra que es ajena, y esto es, probablemente, lo que ha hecho Disney con su película El Rey León.
En esta famosa película de dibujos animados de 1994, se cuenta la historia de Simba, un león que a la muerte de su padre decide exiliarse. El padre de Simba le anima y apoya apareciéndose en el cielo para decirle que ha de ser valiente y recordar que él es el Rey.
Treinta años antes, Osamu Tezuka, había contado la misma historia. En ella, un pequeño león queda solo a la muerte de su padre debiendo convertirse en el rey de la selva, bajo la guía de su difunto progenitor que se le aparece representado en la luna. Sin embargo, también hay diferencias: el futuro rey de la selva no se llama Simba, como en la obra de Disney, sino Kimba (repárese en que la inicial del nombre es radicalmente distinta).
No es solo la historia, algunas de las imágenes son sencillamente idénticas: (ver imágenes en página 31)
El plagio parece tan evidente que hasta los Simpsons se han permitido gastar alguna broma al respecto. En uno de sus capítulos, Lisa ve una nube con la forma de Encías Sangrantes. Junto a él está Mufasa, padre de Simba, que, desde los cielos, dice: "debes vengar mi muerte Kimba, ehh... digo, Simba".
Las acusaciones de plagio no impiden a Disney ser, al mismo tiempo, una tiránica defensora de su cortijo particular. En 1991, tres años antes de que Simba devorara a Kimba en todos los cines del mundo, Disney obligó a madres de un pueblo neozelandés a retirar las imágenes de Pluto y del Pato Donald que pintaron en un patio de recreo porque vulneraban sus derechos de copyright.